Aquí encontrará un breve artículo sobre la historia y los fundamentos de la microbiología.
Historia
Cuando se habla de «microorganismos», muchas personas piensan inmediatamente en agentes patógenos. Lo que es menos conocido es que la mayoría de las bacterias no solo son inofensivas, sino que también desempeñan un papel importante en la vida. Ya en la antigüedad se describían detalladamente las enfermedades infecciosas y durante mucho tiempo se creyó que enfermedades como la «malaria» (del latín «mal aire») estaban causadas por vapores malolientes o fluidos corporales en descomposición.
Un avance decisivo en la microbiología fue el desarrollo del microscopio. En 1683, Van Leeuwenhoek observó bajo su microscopio bacterias y organismos unicelulares que había aislado de infusiones de heno o de la placa dental. Sin embargo, no pudo sacar más conclusiones de sus observaciones. La teoría del médico Fracastorius de que una sustancia viva podía provocar una enfermedad contagiosa tampoco obtuvo un gran reconocimiento en un primer momento.
No fue hasta finales del siglo XVIII cuando Lazzaro Spallanzani demostró que los microorganismos presentes en la infusión de heno no se habían originado de forma espontánea, sino que eran el resultado de una contaminación previa. En 1857, Louis Pasteur refutó finalmente la teoría de la generación espontánea con sus experimentos sobre la fermentación, lo que supuso una importante contribución al desarrollo de la microbiología.
No fue hasta finales del siglo XIX cuando se pudo demostrar definitivamente la relación entre determinados agentes patógenos y las enfermedades infecciosas. En 1876, Robert Koch logró identificar el agente bacteriano como causante específico de la enfermedad utilizando el ántrax como ejemplo.
Fundamentos
Los investigadores Henle y Koch formularon los postulados que llevan su nombre y que deben cumplirse para identificar un germen determinado como agente patógeno. Estos son:
- El mismo agente patógeno debe ser detectable en todos los casos de una enfermedad infecciosa con un curso y un estadio comparables.
- El agente patógeno no debe aparecer en otras enfermedades como germen accidental que no cause enfermedad.
- Los cultivos de agentes patógenos puros deben producir el mismo cuadro clínico en los seres humanos y un cuadro clínico similar en los animales.
Aunque los postulados de Henle-Koch están formulados de manera muy comprensible, con los nuevos conocimientos han perdido su significado universal. En particular, en el caso de las enfermedades víricas, no siempre se cumplen todos los postulados, pero siguen siendo enfermedades infecciosas.
A pesar de la mejora de la resolución del microscopio óptico y la introducción de técnicas de tinción por Ehrlich (1882) y Gram (1884), la estructura exacta de la célula bacteriana se desconocía durante mucho tiempo. Solo con la introducción del microscopio electrónico en 1938 fue posible obtener una visión más detallada de la estructura bacteriana. En 1944, Avery, MacLeod y McCarty demostraron por primera vez que el ácido desoxirribonucleico (ADN) es el portador de la información genética. En 1953, Watson y Crick descifraron la estructura del ADN mediante análisis estructurales con rayos X.
Ya en 1892, Ivanowsky descubrió la existencia de los virus a partir de la enfermedad del mosaico del tabaco. Sin embargo, no fue hasta 1949, con la introducción de cultivos celulares monocapa con antibióticos añadidos por Enders, cuando se pudo investigar el efecto de los virus en las células.
Para clasificar los agentes patógenos que causan enfermedades infecciosas en humanos y animales se utilizan una serie de criterios, entre los que destaca el tamaño de los agentes patógenos.
Los objetos más pequeños que una célula incluyen los priones (< 5 nm), los viroides (< 5 nm) y los virus (20-200 nm). Los organismos unicelulares, clasificados como procariotas, tienen un tamaño de 200-2000 nm e incluyen clamidias, rickettsias, micoplasmas y bacterias. Los organismos multicelulares, llamados eucariotas, tienen un tamaño superior a 2000 nm e incluyen hongos y protozoos. Los organismos multicelulares también incluyen los helmintos (gusanos) y los artrópodos (animales con patas articuladas).